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sábado, 1 de enero de 2011

NOMBRES DE HADAS









Tal y como afirma el investigador español Jesús Callejo, “el poder del nombre está relacionado con la creencia de la fuerza creativa del sonido: aquello que se invoca en voz alta, utilizando los vocablos correctos, acaba por cumplirse.”

Esta premisa es muy cierta hablando de las hadas, ya que también entre ellas se da la prohibición de usar el nombre. (Véase el artículo ‘El Poder del Nombre’, en la categoría ‘Magia blanca y Alta Magia’).

Trae mala suerte nombrarlas directamente. De aquí las innumerables alternativas, como “La Pequeña Gente”, “La Buena Gente”, “Las Personas Superiores” o, en la tradición celta, “La Gente de la Colina”. Los irlandeses las llaman sidhe, “La Buenas Gente”; los escoceses las sith, “La Gente Pacífica”, y en las Tierras Bajas se les llama “Los Buenos Vecinos”. Las hadas de Mans son “La Pequeña Gente”, “Los Pequeños Sujetos” o “Ellos Mismos”. En Alemania también se les llama Kleine Volk o “Gente Pequeña”, mientras que a los enanos se les puede llamar Wichlein o “Pequeñas Criaturas”; pero en la Bretaña superior un hada se convierte en Margot la Fée, Bonne Margot o, simplemente, ma Commere, mi Madrina. Algo parecido sucede en el resto del mundo.

El nombre de Dios es suficiente para provocar la huida de las hadas o cualquier poder maligno. El investigador James Kirk dice que las hadas “desaparecen siempre que oyen que se invoca Su Nombre o el Nombre de Jesús, y no pueden actuar después de haber oído ese nombre sagrado”.


Bibliografía:

“Vida, secretos y costumbres del mundo encantado de las Hadas”, de Teresa Martín. / “Cuentos de Hadas. Alegorías de los Mundos Internos”, de J. C. Cooper. / Más información en: El Bosque Encantado – El Mundo de las Hadas

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